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27/4/20

Manyoma Brothers - La Tradición


 Manyoma Brothers: Conservando tradición.


El solo pronunciar el apellido Manyoma remonta a los salseros colombianos a dos grandes voces y a un estudioso de la música que ha dado el Valle del Cauca. Ellos son Wilson ‘Saoko’, famoso por su tema ‘El preso’ con Fruko y sus Tesos; Henry, catedrático de la salsa y presentador de programas radiales de este género y Hermes Manyoma, compositor, director y cantante de su Orquesta La Ley.

La familia Manyoma hace parte de la historia de la salsa de Colombia, son pioneros y creadores de una tradición musical, además de un sonido propio que ha hecho que sean reconocidos a nivel nacional e internacional y que estén en el gusto de los bailadores.

La agrupación Manyoma Brothers nace a finales del año 2016, con la firme convicción de defender el legado musical que por mas de cuarenta años ha estado presente en la salsa colombiana, ahora por medio de sus hijos y herederos. Manyoma Brothers está conformada por doce músicos que interpretan géneros afroantillanos tradicionales, combinándolos con elementos modernos y una amplia base de repertorio propio.

En 2020 estrenarán su primera producción titulada "Soy la generación", de la que se han conocido canciones como Amalia Batista, Zumbalaé y La Lengua, que nos remiten al sonido tradicional de la Salsa y que han sido del agrado de los bailadores. La producción musical corrió a cargo del maestro Efrain Chibas Wilson "Pacho", Arreglista y pianista del afamado grupo "Los Van Van" y tiene como invitados especiales a la leyenda de la Fania All Stars Adalberto Santiago y del Cantante Roberto Hernandez "Roberton" de los Van Van.

La orquesta ha tenido la oportunidad de presentarse en importantes eventos a nivel local y nacional como Feria de Cali Mercado Musical del Pacífico, Festival Navideño Medellin, Noche Salsera Caldas (Antioquia), Noche de Gala Apartadó (Antioquia), Feria de Buenaventura, Feria de Palmira, Salsa al Parque (Cali) y la Feria de Buga.




Toma Tu Salsa Caleño - Consume la Salsa Hecha en Cali.

Durante los últimos 30 años la ciudad de Cali se ha posicionado a nivel nacional e internacional como “La Capital Mundial de la Salsa”, título muy merecido desde la perspectiva de que en la ciudad se han cultivado y conservado de manera recurrente y disciplinada a través de la expresión cultural de la melomanía y el coleccionismo, los productos musicales de los grandes maestros de Cuba, Puerto Rico y Nueva York reforzando en la ciudad el culto, repito, totalmente justificado por el género salsero como parte de la identidad del caleño, pero generando también un manto que oculta de manera incomprensible los productos musicales que en la ciudad se producen constantemente con muy buenos estándares de calidad musical y técnica.

Son escasos los ejemplos de bandas locales de salsa que hayan logrado posicionar su producción en las listas de reproducción de las emisoras de la región sin tener que recurrir a prácticas perversas como la “payola”, reservada además, para aquellos con acceso a recursos económicos importantes, pues no resulta para nada barata y tampoco garantiza que el personaje con el que se establece la negociación cumpla lo comprometido. Algunas propuestas musicales han logrado posicionarse y exhibir sus productos de manera amplia, luego de un trabajo arduo en barrios, grilles, salsotecas, emisoras virtuales y Dj´s de la ciudad, llegando primero a los oídos de la gente y más tarde a la de los locutores y programadores, generando una presión de abajo hacia arriba. “Sonando el Tambor” de Clandeskina, (https://youtu.be/wU52X9duq6U), es tal vez el caso emblemático que ilustra esta afirmación en los últimos años.

Imagen tomada de Solar Latin Club
Cabe anotar además que “La Capital Mundial de la Salsa” presenta una serie de deficiencias en lo relacionado a circulación y exhibición de productos musicales puesto que los espacios para tocar son limitados siendo Zaperoco, Punto Baré y La Topa Tolondra los únicos sitios que cuentan con programación de música en vivo permanente, aparte de que realizar espectáculos en espacio público es supremamente costoso y dispendioso, (tramitar 18 permisos y pagar derechos por más o menos cuatro millones de pesos solo para que sea autorizada la realización del evento).

Queda entonces a las agrupaciones independientes recurrir a estrategias que partan de la creatividad, para lograr que el público conozca y se apropie de ésta música, producida en muchas ocasiones sacrificando y poniendo en riesgo el patrimonio de los directores de banda, sacrificios que finalmente son olvidados incluso por sus mismos creadores, lo cual supone un nivel de frustración muy grande y un desperdicio de recursos importantes también.